Desde chicos nos enseñan aquella frase que dice “no hagas al otro lo que no te gusta que te hagan a ti”. Es simple, uno no quiere sufrir, entonces ¿por qué haces sufrir al otro?. En este mundo hay muchos tipos de personas, pero la gran mayoría, siempre intenta hacer el bien, y yo me incluyo en este grupo. Porque así fui educada. Tener empatía, y brindar siempre lo mejor de uno. Se que, seguramente, en estos 14 años, he hecho sufrir, o he lastimado por lo menos, a una persona. De igual manera queme lo hicieron a mí. Pero esto no se trata de pagar con la misma moneda, o de tomar revancha. Si alguien ha sufrido por mí, seguramente no ha sido por mí deseo o por mi intención. Porque eh intentado ser siempre, una buena persona, conforme a los valores que llevo en mi vida. Pero no voy a actuar con hipocresía, diciendo que nunca nadie lloró, sufrió, o se sintió lastimado por mí, porque eso sería una mentira. Pido perdón entonces a todas aquellas personas, que he herido consiente o inconscientemente. Pido perdón, porque me equivoqué y porque gracias a Dios, soy una humana imperfecta, con mis errores, pero también con mis virtudes. Pido perdón también a mí misma, por tanto daño que me he hecho, tantas cosas que me he dicho, y tantas cosas en las que me he metido. Pido perdón a todos aquellos animales llenos de amor, de los cuales, presa de mi ignorancia, me he convertido en su propia tumba andante. Pido perdón a Dios por las horribles cosas dichas en mis momentos de rabia e impotencia. Pido perdón a todo aquello que herí, y no me justifico con el que habrá sido sin querer. Sino que, asumo el compromiso de ser más cuidadosa con mis acciones y palabras dichas y hechas. Y creo también que, si tal vez todos nosotros tomáramos esta actitud de vez en cuando, el mundo se podría convertir en un lugar mejor.
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