sábado, 6 de agosto de 2011

Nada es eterno.

Cosas tan insignificantes como los pequeños detalles. Pequeñas idioteces que cuando ya no están te hacen echar de menos. El simple hecho de escribir tu nombre en la orilla de la playa y ver cómo el agua lo borra en una milésima de segundo y yo sé que tardaré meses en poder borrarlo de mi cabeza, de mi corazón mejor que no hablemos porque se quedará grabado para siempre. Ir corriendo por la arena caliente y pensar en que si tú hubieras estado ahí me habrías llevado en brazos para que no me quemara los pies, aunque a ti te estuviesen ardiendo. Entrar en el agua y sentir cómo lo único que hace que mi piel se erice sea el frío del agua contra mi piel mientras que antes, el agua no importaba porque era tu brazo el que incluso en el mar, rodeaba mi cintura y me impedía sentir cualquier otra cosa que no fuesen mil mariposas en la barriga. Sí, lo sé. Son pequeñas idioteces. Estupideces que nadie valora en el momento. Como una sonrisa. Tu sonrisa. La que me levantaba cada mañana y me hacía reír. Saber que si sonreirías ese día sería por saber que yo estaría a tu lado, pero hoy ya no estás. Ni tú ni tu sonrisa, ni tus ojos de bueno. Ni tus abrazos ni tus besos, esos que me hacían sentir tanto miedo de perderles, que de tanto miedo que tenía, los terminé perdiendo. Qué tontería, ¿verdad? Quién nos iba a decir que todo acabaría tan rápido. Supongo que es verdad eso de que todo pasa por algo. Pero... tengo que admitirlo. Te echo mucho de menos, y cada puto día que pasa un poco más. Y sí, soy mucho más fuerte de lo que creía. Soy capaz de despertarme y sonreír. De sentirme afortunada por el hecho de poder abrir los ojos cada mañana y tener una nueva oportunidad de salir adelante. ¿Que si cada  día me arrepiento de todas las gilipolleces que me llevaron a ésto?, sí. Pero sé que ellas me han hecho más fuerte, y que estoy preparada para superar cualquier obstáculo que me pongan delante. Que por muy duro que sea, más dura soy yo. Nunca más volveré a joderte la vida o volverás a verme llorar por ti, te lo prometo.
PD: Prefiero la improbabilidad a la imposibilidad, porque al menos la improbabilidad le deja un resquicio a la esperanza.

No hay comentarios:

Publicar un comentario