martes, 6 de diciembre de 2011

ÉL.

Y de repente ocurre. Le conoces. Te enamoras de cada sonrisa. De cada tontería. De sus chistes, de sus gracias. De la forma en la que se peina. Las caras que te pone. Sus miradas, su forma de caminar, de vestir. De sus gestos. Sus manías. Sus canciones favoritas. Sus detalles. De cada parte de su cuerpo. La manera tan peculiar que tiene de quererte , de llamarte. Y todo cambia. Para bien o para mal. Y sabes que es él, y nadie más. Y empiezas a pensar en el, y recuerdas ese primer beso, la primera tarde, la primera frase. El primer te quiero. Cuando te enseña  a creer en ti, a valorarte más. A caminar de la mano, a ver la vida desde la curva de su sonrisa. Y cuando piensas en no pensar mas en él , se te olvida . Y empiezas de nuevo. A recordar, y te das cuenta de que sus chistes nunca dejan de tener gracia, y que desde aquel dia, todo a cambiado y te das cuenta de que si le pierdes, no solamente le perderas a él sino que también, perderas totalmente los cinco sentidos.

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